La verdad es, José Luis, que esa es la palabra que empleé en un correo que hace un rato que le envié a Mercedes, Conchita y Julita: IMPACTANTE Yo jugaba con la ventaja de haber visto la película para hacer una crítica de ella, pero que diferente es ver una película en el lugar apropiado a verla en una televisión por muy plana que sea. Con razón no podemos perder el cine como elemento cultural.
Y también se atreve con otros: incita a la reflexión, pone al espectador en el lugar del otro, del que sufre. Nos muestra como víctima y verdugo pueden ser la misma persona. Como el menor desatendido sufre las consecuencias de su desamparo y como éste puede derivar en comportamientos violentos.
Los chantajes emocionales están presentes en diferente maneras, dentro del ámbito familiar y dentro del grupo de iguales que actúa que presiona y chantajea a sus propios miembros para que no escapen de su coacción cuando tratan de levar aprendizajes de sus conductas erradas.
A nadie dejó impasible. Quizás algunos quedaron algo sobreimpresionados, pero resultó ser un coste menor para lo conseguido y prendido por Christian Molina en su película, que hiciera reflexionar a esta sociedad que es la primera que hipócritamente se queja de comportamientos violentos e inadecuados por parte de los jóvenes, pero que después los abandona a su suerte o les ofrece violencia sin formación por doquier.
En un lenguaje cercano a los jóvenes, les impacta y les hace calzarse el mono de la reflexión sobre la violencia desde distintos prismas según sea el personaje que los motiva a hacerlo o el momento de la película.
En definitiva, "impactante" como certeramente apuntaba José Luis.
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